criptomonedas verdes: Un modelo alternativo con un enfoque sostenible que pretende disminuir el impacto ambiental de sus operaciones.
Una transacción de bitcoin, la primera criptomoneda que salió al mercado, puede gastar hasta 1.200 kWh de energía, lo que equivale al consumo de casi 100.000 transacciones de tarjeta Visa, cuatro años de uso de un refrigerador promedio y 500 días seguidos sin apagar el televisor. Incluso, para alcanzar esa cifra, un coche eléctrico tendría que recorrer entre 6.000 y 8.000 kilómetros, distancia promedio para llegar a Argentina.
Su panorama de consumo energético y emisión de dióxido de carbono es negativo, al igual que el de las demás divisas digitales; por eso, han nacido las criptomonedas verdes, modelos alternativos que tienen un enfoque sostenible y propenden por disminuir el impacto ambiental de sus operaciones.
Para lograrlo, implementan tecnologías llamadas prueba de participación, PoS, y prueba de participación delegada, DPoS, en las que se reemplazan los procesos informáticos intensivos en los que los “mineros” compiten para resolver acertijos matemáticos y asegurar las transacciones; por modelos de prueba de participación en los que se seleccionan los nodos validadores en función de la cantidad de criptomonedas que “ponen en juego”, procesos que reducen notablemente la necesidad de realizar cálculos.
Dentro de los beneficios que se obtienen a partir de este cambio, están reducir la huella de carbono, gracias al aprovechamiento de algoritmos eficientes e incentivar el uso de fuentes de energía renovables, pues los mineros que se sirvan de energía eólica o hidroléctrica podrían recibir recompensas.
También, la rapidez en la validación de las transacciones, debido a la disminución de los tiempos de generación de bloques y la alineación de las empresas de criptodivisas con prácticas medioambientales responsables; así como la mejora en la experiencia de los usuarios y la atracción de consumidores conscientes y éticos.
Las cinco criptomonedas verdes que más se destacan en el mundo son Cardano, Stellar, Solana, Chia, Tezos y Algorand porque han propuesto protocolos para mantener la integridad del blockchain, manteniendo un consumo de energía razonable y sin dejar de lado la seguridad de sus usuarios.
Jhon Alexander Torres, analista económico y experto en criptoactivos, resaltó el trabajo de Suno Finance en el país, pues “es una empresa pionera en la tokenización de proyectos solares. A través de su plataforma, los inversionistas pueden financiar proyectos de energía limpia mediante tokens, lo que permite democratizar el acceso a la inversión en infraestructura sostenible”.
A estos ejemplos, se suma el de Ethereum que, en 2022 migró al sistema de PoS y logró reducir su consumo energético 99,9%; porcentaje de ahorro que alcanzarían las demás criptodivisas que decidieran migrar a un modelo verde. Tanto así que bitcoin, por ejemplo, reduciría, casi en su totalidad, los 23 millones de toneladas métricas de CO2 que produce al año.
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